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Estudios sociales y cívica. Vol. 9. Ministerio de Educación El Salvador Colección cipotas y cipotes. Ministerio de Educación El Salvador, 2009, 216–218.

"Gewalt als eine Herausforderung für die Demokratie"


[p. 216]

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La violencia como desafío a la democracia

La violencia es un comportamiento deliberado que puede provocar daños físicos o psíquicos a otros seres. Constituye un desafío para la democracia, porque en una sociedad donde existe violencia no se respetan los derechos fundamentales de las personas. Ello va en contra del sistema democrático.

La democracia debe funcionar como el Gobierno de la mayoría, con respeto a los derechos de las minorías. Supone que ningún grupo necesita la violencia para hacer escuchar su voz. Como sistema pluralista, proporciona canales para representar los intereses del pueblo. Por ello, establece un Estado de Derecho.

En América Latina, la violencia ligada al crimen organizado del narcotráfico y el lavado de dinero es una amenaza para la democracia. A su vez, el problema de la criminalidad está ligado a la pobreza, que sigue siendo un desafío para la región.

Otro desafío de la democracia es la violencia contra las mujeres. Consiste en cualquier acto, basado en el género, que pueda provocar un daño físico, sexual o psicológico en una mujer. Constituye un grave problema mundial que incumple los derechos humanos.

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[p. 217]

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La corrupción como desafío a la democracia

Corrupción es la acción de corromperse. Es un acto ilegal que ocurre cuando una persona abusa del poder para obtener un beneficio para ella misma.

La responsabilidad de prevenirla y controlarla le corresponde al conjunto de los poderes del Estado con la sociedad. La cooperación contra la corrupción, de conformidad con los tratados y leyes pertinentes, son elementos fundamentales para promover la gobernabilidad democrática.

En un país democrático, se respetan los derechos fundamentales del ser humano. Por ello, la corrupción desafía a la democracia, puesto que consta de conductas contrarias al ordenamiento jurídico o hechos ilícitos.

El 8 de junio de 2004, la OEA aprobó la Declaración de Quito sobre desarrollo social y democracia frente a la incidencia de la corrupción. En ella, declara que el fenómeno mundial de la corrupción representa un grave obstáculo para el desarrollo social de los pueblos. De hecho, la problemática ha merecido la atención de los jefes de Estado y de Gobierno a través de las Cumbres de las Américas. En tal sentido, reafirman su compromiso en la lucha contra la corrupción, problema que atenta contra la democracia, la gobernabilidad, las instituciones, el desarrollo económico y social, la lucha contra la pobreza, la confianza ciudadana y la estabilidad política.

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La pobreza como desafío para la democracia

La pobreza es la carencia de lo necesario para el sustento material. Una persona pobre es la que padece de muchas privaciones por la limitación de sus recursos económicos. También puede decirse que pertenece a la clase social más modesta.

La lucha contra la pobreza aún es el desafío más grande de los Gobiernos democráticos en América Latina. Unicef lo ha subrayado: En América Latina, la mayoría de los pobres son niños y la mayoría de los niños son pobres. La democracia establece el bien común como fin del Estado. Él debe basarse en la justicia distributiva. La finalidad de la democracia es el desarrollo sostenido de la economía y que los beneficios se reflejen en la calidad de vida de todos los habitantes.

Para fortalecer la gobernabilidad democrática, debe superarse la pobreza y promoverse con equidad el crecimiento económico. Dicho crecimiento debe reflejarse en la prosperidad de la comunidad. Ello requiere políticas públicas y prácticas de buen gobierno que fomenten la igualdad de oportunidades, la educación, la salud y el pleno empleo.

En 2008, en América Latina y el Caribe, el 33,2% de la población (182,000,000 de personas) vivía en la pobreza, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

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